En este artículo hablaremos sobre cómo ayuda a una empresa la popularidad en las redes sociales y cómo aumentarla sin poner en riesgo su seguridad.
Las redes sociales son una gran herramienta para las empresas ya que permiten dar a conocer sus productos o servicios, mientras establecen un trato cercano con los clientes.
Las empresas utilizan herramientas como la publicación de imágenes, vídeos y chats interactivos para poder llegar a un número elevado de usuarios.
Sin embargo, los ciberdelincuentes pueden aprovechar las redes sociales para atacar a las empresas.
Se debe realizar un uso seguro de estas herramientas para mantener la información corporativa fuera del alcance de los estafadores, proteger la imagen de la empresa y concienciar sobre el uso adecuado de las redes sociales.
Riesgos de la utilización de las redes sociales
En primer lugar, se debe tener en cuenta que el error humano es la principal causa de los incidentes que afectan a la reputación y seguridad de la empresa. Algunos fallos comunes son la publicación de información privada de la empresa o detalles de su funcionamiento interno, como las personas que ocupan ciertos cargos o quiénes son sus socios.
Por otro lado, una configuración de privacidad débil en los perfiles corporativos supone un alto riesgo para la seguridad de la empresa, por lo que habrá que revisar dichas opciones para cada red social.
Además, las aplicaciones que tienen acceso a los perfiles también pueden suponer un riesgo si se les otorgan permisos a determinados datos sin restricciones.
Asimismo, los ciberdelincuentes emplean las redes sociales como fuente de beneficio económico mediante el fraude por suplantación de clientes o proveedores, campañas de malware o campañas de phishing.
En el fraude por suplantación de clientes o proveedores, los ciberdelincuentes crean perfiles falsos suplantando a un cliente o proveedor para, por ejemplo, modificar datos de la cuenta de facturación, direcciones de envío, etc.
En las campañas de malware, los estafadores envían software malicioso a través de los perfiles de las redes sociales para infectar los dispositivos de las víctimas. Para ello, utilizan diversas técnicas como hacerse pasar por un cliente, un proveedor o un miembro de la empresa.
En cuanto a las campañas de phishing, los ciberdelincuentes suplantan la identidad de una empresa conocida y redirigen a la víctima a una página maliciosa donde le roban información personal, bancaria y datos de la empresa.