Uno de los mayores retos del nuevo RGPD es el cambio en la forma en la que las empresas van a tener que afrontar el tratamiento de los datos.

En general, si bien hasta ahora la manera de trabajar ha estado marcada por un carácter eminentemente pasivo, la perspectiva cambia radicalmente con la nueva legislación.

El nuevo reglamento hace a las empresas responsables de la salvaguarda de los datos de los usuarios.

O sea, ahora debemos ser garantes de aquellos datos de terceros que se guardan en nuestros archivos, bases de datos, o cualquier medio en general.

¿Qué implicaciones tiene esto?

Las organizaciones deben aplicar todas las medidas a su alcance para garantizar la seguridad de los datos.

Y si esta actitud proactiva no se realiza, las sanciones pueden ser muy cuantiosas.

Responsabilidad

Ante este nuevo panorama, hemos de concienciarnos de que respondemos legalmente de los problemas de seguridad que puedan afectar a las personas que nos han confiado su información personal.

Resulta fácil deducir que vamos a necesitar ejecutar medidas inmediatas, y son dos las herramientas clave que vamos a aplicar sistemáticamente:

  • La implantación de un potente sistema de auditoria en ciberseguridad que identifique de forma precisa y sistemática fallos en nuestro sistema de gestión de datos.
  • La capacitación técnica adecuada de nuestro personal, que deberá seguir protocolos y medidas adecuadas para garantizar la seguridad y gestión correcta.

O sea, es necesario conocer en todo momento el estado de la ciberseguridad de nuestra empresa, y formar al personal de manera adecuada.

La auditoria en ciberseguridad

Al ser ahora responsables directos de la salvaguarda de los datos, tanto en su captación como tratamiento, hemos de asegurarnos concienzudamente de que no existan acciones de terceros que pongan en peligro la responsabilidad que hemos adquirido para con nuestros clientes, visitantes, y en general, cualquier persona que nos haya confiado datos personales de cualquier índole, sea confidencial o no.

Las sanciones por no hacer las labores pertinentes pueden aplicarse incluso si no ha habido compromiso en nuestras bases de datos o no haya ocurrido ningún incidente. Basta con que nuestro sistema sea vulnerable, o que los procesos aplicados sean deficientes, para ser sancionados.

Para detectar rápidamente los problemas, la mejor herramienta de la que disponemos es la auditoría en ciberseguridad.

En esta actuación, expertos identifican los riesgos que presenta nuestro sistema y protocolos. No solo sus vulnerabilidades frente a ataques externos y actos delictivos, sino también la señalización de procesos inadecuados o ineficaces en la toma, tratamiento y comunicación de los datos dentro nuestra empresa.

Además, la auditoría en ciberseguridad no solo es imprescindible para cumplir con el RGPD de la manera adecuada, sino que también contribuye a nuestra tranquilidad, e incluso puede ser un requisito en pólizas de seguros que incluyan protección frente a robo de datos.

La formación: el complemento ideal e imprescindible

Si bien la auditoría nos va a indicar lo que falla en nuestra empresa con respecto a la gestión de datos, y nos mostrará las vulnerabilidades, es imprescindible implementar unas medidas de formación de nuestro personal que asegure las buenas prácticas necesarias para evitar sustos.

Con sencillos cursos, basados por lo general en procedimientos y conocimientos básicos de ciberseguridad, se consiguen blindar y cerrar nuestros sistemas a la gran mayoría de ataques y amenazas.

La formación es tremendamente más efectiva que las soluciones automatizadas software que se han venido utilizando hasta ahora sin el adiestramiento complementario adecuado.

Por ejemplo, el uso de un antivirus tiene una menor efectividad sin el correspondiente conocimiento y el establecimiento de protocolos en el uso de memorias extraíbles USB o navegación por internet. La combinación de formación, procedimientos y protección software son parte de un buen sistema seguro.

Conclusión

La auditoría en ciberseguridad y la formación son dos pilares imprescindibles en el cumplimiento del RGPD.

El coste de ambas implementaciones es mucho menor que los riesgos que debemos afrontar si no lo hacemos, así que resultan no solo una opción, sino una herramienta necesaria en cualquier empresa actual.